Entre Buda y un Samurai

Entre Buda y un Samurai
... en la vida breve.

miércoles, 14 de abril de 2010

Annie Hall.




Interior. Día.

Alvy Singer, ante un fondo neutro, habla a la cámara.
Alvy: Les contaré un chiste viejo. Ah, dos señoras mayores están en un parador de montaña, y una dice: «Hay que ver lo mala que es aquí la comida». Y la otra replica: «Sí, ya, ya, y además dan unas raciones tan pequeñas». Pues bien, así es cómo veo yo la vida. Llena de soledad, de tristeza, de sufrimiento y de infelicidad, y pasa todo tan deprisa... Hay, hay otro chiste importante para mí, que suele, ah, atribuirse a Groucho Marx, pero yo creo que aparece antes en «El chiste y su relación con el subconsciente», de Freud. Y dice así, poco más o menos: «No me interesa pertenecer a ningún club que cuente a alguien como yo entre sus socios». Ese es el chiste clave de mi vida adulta, en lo que a mis relaciones con mujeres se refiere. ¿Saben? Últimamente me pasan las ideas más raras por la cabeza, porque acabo de cumplir los cuarenta, hum, y creo que estoy pasando por una crisis existencial o algo así, no sé. Yo, bueno, envejecer no me preocupa. No soy de esa clase de individuos, ya saben. En fin, estoy perdiendo algo de pelo en la coronilla, pero la cosa no pasa de ahí. Yo, ah, yo creo que mejoraré de aspecto con los años, ¿saben? Yo; hum, yo pienso que entraré en la categoría de los calvos viriles, ya saben, lo contrario de los seductores otoñales de cabellos plateados, por ejemplo, ¿no les parece? A menos que acabe por no ser ni lo uno ni lo otro. A menos que me convierta en uno de esos individuos que andan por las cafeterías con una bolsa de comida en la mano y la baba que se les cae de la boca, pegando voces sobre el socialismo. (Suspira.) El caso es que Annie y yo hemos terminado y no, no consigo hacerme aún a la idea. Yo, bueno, yo no paro de buscarle las vueltas a nuestras relaciones, de interrogarme sobre mi vida, de averiguar cuándo empezaron a joderse las cosas, ya saben, pues hace un año estábamos, bueno, enamorados. Yo lo único que... es curioso, yo no soy, no soy una persona triste, no tengo un carácter depresivo. Yo, yo, ah. (Ríe.) Yo era un niño pasablemente feliz, ¿saben? Me criaron en Brooklyn durante la segunda guerra mundial.

Woody Allen & Marshall Brickman.

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